Picasso: Geneviève (1944-1953) – B1

«Soy Genevieve Laporte. Entregué a Pablo Picasso cuatro años de mi vida. Fui su amor secreto».

Visitas secretas

Genevieve Laporte cuando tenía 16 años había ido a verlo a su estudio en París para hacerle una entrevista para el periódico del colegio. Picasso la pide que vuelva y así comienzan las visitas secretas que durarían años y serían un motivo para que el artista pintase algunos cuadros de gran sensualidad.

Geneviève Laporte (Picasso)

Geneviève Laporte (Picasso)


El cómplice y confidente de Picasso en su clandestina relación con Genevieve fue su barbero, un exiliado español como el, llamado Eugenio Arias. A él le entregaba los dibujos que hacía de Genevieve para que se los diera, a espaldas de Françoise.

Mi amigo

Con Arias, Picasso comentaba habitualmente las corridas de la plaza de toros de Nimes. Y es famosa su definición de un domingo para un buen español. (NR: dice mucho sobre todo de Picasso mismo)

«Comienza con la Misa.
Continua con la corrida de toros
Y termina en la casa de putas».

Françoise deja a Picasso

Picasso siguió viendo a Genevieve Laporte aún después del abandono de Françoise Gilot. La joven le daba juventud. La necesitaba. Se llevaban más de 40 años de diferencia.

Geneviève Laporte (Picasso)

Geneviève Laporte (Picasso)

Como muchos otros Picasso pensaba que un hombre no deja de enamorarse cuando envejece, sino que envejece cuando deja de enamorarse.

Siguen los secretos

En la capilla de Vallauris en la Costa Azul donde Picasso estaba pintando los murales de la Guerra y la Paz, era habitualmente visitado por Genevieve, esta vez con la complicidad de su hijo Paulo (sic).

Picasso, allí, pintó en las rodillas de Genevieve dos rostros, uno de hombre y otro de mujer. Genevieve conservó esas pinturas sin bañarse hasta que se borraron solas. Por aquellos días Picasso recibió una carta de Françoise que le hizo reflexionar aunque no rectificar.

Final de la relación

La relación de Picasso con Genevieve se truncó finalmente por un grave malentendido entre los dos.

Paulo, el hijo de Picasso le preguntó que por qué no le había pedido que se fuera a vivir con él. Picasso no supo responder claramente. Farfulló algo así como que las mujeres que no amaba se pegaban a él y las que amaba desaparecían. Que Genevieve iba y venía,y jamás se quedaba.

Esa conversación la tuvieron en la carretera en un viaje de París a la Costa Azul, poco antes de llegar a Vallauris en donde pararon a desayunar en la pastelería de los Ramie. Los propietarios eran los tios de una niña que él había conocido casi veinte años antes, Jacqueline Rocque. Ahora la niña tenia casi 30 años, era divorciada y con una hija, Caterine Hutin.

Picasso y Jacqueline vistos por André Villers:
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La última mujer del artista permaneció junto a él 18 años, hasta su muerte. Se suicidó en 1986.
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L.M. López Tapia
http://servicios.diariosur.es/picasso/mujeres2.htm